En 1885 muere Alfonso XII, le sucede como regente su mujer Mª Cristina de Habsburgo, embarazada de Alfonso XIII. Cánovas y Sagasta hacen un pacto para seguir turnandose en el poder, el Pacto de El Pardo. Comenzando el período de la regencia de María Cristina de Habsburgo, que duraría hasta 1902, fecha en que accedió al trono, con dieciséis años, el hijo póstumo de Alfonso XII.
Cánovas dimite y llega al poder Sagasta. Las principales leyes aprobadas en este periodo son: ley de prensa de 1883, la libertad de reunión y expresión en 1881, libertad sindical en 1887 y la más importante, la introducción del sufragio universal masculino en 1890.
En 1892 José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, partidario de la independencia.
El 31 de julio de 1895 se fundó el primer Partido Nacionalista Vasco por Sabina Aranda con una solemne declaración antiespañola. En 1897, se produjeron grandes cambios, entre ellos la desaparición de Cánovas, cambio en la presidencia de EEUU. En febrero de 1898, la voladura del acorazado Maine fue el pretexto para una declaración de guerra que se desarrolló en el Caribe y Filipinas.
Estas derrotas tan espectaculares conmovieron extraordinariamente a la opinión pública española y hundieron para siempre el ambiente de confianza que se había vivido hasta entonces con la Restauración.
La derrota y la pérdida de unos 50.000 combatientes produjo una conmoción intensa en la sociedad española. El desastre del 98, provocó una crisis de la conciencia nacional, realizó propuestas de reforma y modernización política, llamado regeneracionismo, y los nacionalismos periféricos adquirieron mayor empuje y protagonismo a raíz de estos hechos.
Un grupo de intelectuales y escritores, la generación del 98, se planteó también la necesidad de regenerar la sociedad española. Se trataba de un grupo heterogéneo aglutinado alrededor de la exaltación del nacionalismo español y de los valores de España. Fueron miembros destacados Unamuno, Maeztu, Pio Baroja y Antonio Machado.
La sociedad española era sobre todo agraria, con más del 60% de la población activa dedicada a las labores de agricultura y ganadería, mientras que de los trabajos industriales apenas se ocupaba un 16% y cerca de un 19% pertenecía al sector servicios.
La estratificación social es desigual, existiendo una clase alta, clase media, otra escala inferior denominada clase media-baja y alrededor del 65% de la población pertenece a las clases bajas o pobres.
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